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El número prohibido en tus contraseñas: es como darle las llaves de tu casa a un ladrón

Puede sonar drástico, pero usar ciertos números en tus contraseñas es como dejar la puerta abierta con un letrero que dice “entra libremente”. En este artículo, te revelaré el número que nunca deberías utilizar, su peligrosidad y cómo resguardar mejor tus cuentas para evitar caer en las garras de un ciberdelincuente.

Las contraseñas son la clave que salvaguarda nuestra información más delicada. Sin embargo, seguimos creando combinaciones que los hackers pueden descifrar en cuestión de segundos. Existe un número específico que aparece en millones de contraseñas comprometidas, y si lo incluyes, es hora de cambiarlo. Te diré cuál es, cómo lo utilizan los atacantes para acceder a tus cuentas y qué acciones puedes tomar hoy mismo para dificultarles la tarea.

El número que deberías eliminar de inmediato de tus contraseñas

Efectivamente, hablo del famoso «123456». Esta secuencia sigue siendo, año tras año, la contraseña más común del planeta. Y, como es lógico, la primera que intentan los ciberdelincuentes al llevar a cabo ataques automatizados.

Sin embargo, hay otra combinación aún más insidiosa que pocos consideran un problema: tu año de nacimiento. Incorporar números como “1985”, “1990” o “2001” es casi tan arriesgado como usar “password” o “qwerty”. ¿Por qué? Porque es una de las primeras cosas que buscan los atacantes al intentar descifrar una contraseña. Solo con revisar tus redes sociales pueden hacerse una idea del año en que naciste, y si ese número está en tu contraseña, ya tienen la mitad del trabajo hecho.


No se trata solo del año: los hackers también prueban fechas completas, como “15061990” (15 de junio de 1990) o combinaciones del tipo “miNombre1995”. Son patrones predecibles y fáciles de utilizar en un ataque de fuerza bruta.


Así es como puedes proteger realmente tus cuentas

Entiendo que crear contraseñas complejas puede ser complicado. Pero existen métodos mucho más seguros —y fáciles de recordar— para hacerlo bien desde el inicio:

  • Utiliza frases largas, pero ingeniosas. Una frase como «LosGatosSaltan4Tejados!» es considerablemente más segura y más fácil de recordar que una secuencia aleatoria de caracteres. Combina palabras, números y símbolos, y asegúrate de que tenga al menos 12 caracteres. Si puedes llegar a 14 o más, aún mejor.
  • No repitas contraseñas. Ni en diferentes servicios, ni con variaciones mínimas. Una contraseña comprometida puede abrir muchas más puertas si la reutilizas. Cada cuenta debe tener su propia clave única.
  • Evita incluir datos personales. No uses fechas de nacimiento, nombres, direcciones ni información que cualquiera pueda encontrar en tus redes sociales.
  • Emplea un buen gestor de contraseñas. Yo uso Bitwarden, pero hay muchos otros que son efectivos. Solo necesitas recordar una contraseña maestra, y el gestor se encargará del resto. También hay servicios gratuitos que almacenan las contraseñas localmente, como Keepass, que es muy recomendable.
  • Activa la verificación en dos pasos siempre que sea posible. Aunque roben tu contraseña, no podrán acceder sin ese segundo código. Aplicaciones como Authy o Google Authenticator son muy sencillas de usar y mucho más seguras que los SMS. Según si prefieres almacenar los tokens en la nube o solo localmente, podrás elegir entre diferentes aplicaciones.

Después de observar lo fácil que es para los hackers romper las contraseñas más comunes, te aseguro que hacer un pequeño esfuerzo para mejorar las tuyas vale la pena. Y si todavía usas tu fecha de nacimiento, el nombre de tu mascota o el famoso “123456”, ya sabes lo que tienes que hacer: cámbiala lo antes posible. No permitas que tu contraseña sea la razón por la que pierdas acceso a tus cuentas.



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