Valencia vivió ayer una tragedia similar a la que sacudió en 2017 Londres con el incendio de la torre Grenfell. No en balance de víctimas, afortunadamente, pero sí en la forma y el fondo. A media tarde del jueves se declaró un incendio voraz en un bloque de viviendas de 14 plantas situado en el barrio de Campanar que con el paso de las horas se extendió con fuerza hasta dejar la estructura calcinada y un saldo de cuatro muertos y entre nueve y 15 desaparecidos. Con el fuego ya controlado, queda botando ahora una pregunta, crucial: ¿Cómo pudieron propagarse las llamas con tanta rapidez en un edificio que no llega a los 20 años?
Sobre la mesa ya hay teorías. Y debate.
Tragedia en Campanar. De un amplio complejo residencial, con dos bloques de viviendas de 14 y 10 plantas que sumaban 138 viviendas y acogían a alrededor de 450 vecinos, a una tea ardiente. Y todo en cuestión de horas. El barrio de Campanar, en Valencia, sufrió ayer por la tarde un episodio que no ha tardado en generar comparaciones con el incendio den la torre Grenfell, registrado en 2017 en Londres. El fuego se inició alrededor de las cinco y media de la tarde en una vivienda de la séptima planta y se propagó a una velocidad pasmosa. En menos de una hora ya se había extendido por las fachadas. El balance: la estructura calcinada y un saldo de al menos cuatro muertos y entre nueve y 15 desaparecidos.
Un «hijo» del boom del ladrillo. El edificio lo promovió en su día Fbex, que empezó a levantarlo en 2005, en pleno auge de la burbuja inmobiliaria, y lo terminó años después, en 2008. Como otras firmas que crecieron al calor de la fiebre del ladrillo Fbex no pudo capear la crisis de la década pasada. Tras crecer a buen ritmo y expandirse por Cataluña, Baleares, Murcia y Valencia, en 2010 presentó un concurso de acreedores con una deuda de 640 millones. Poco después, en 2011, Expansión informaba de que estaba a punto de cerrar tras el rechazo de la banca a la quita que había planteado. En su último ejercicio declarado, el 2010, registró unos resultados negativos que rozaban los 157.000 euros.
«Un innovador material de aluminio». Aunque los bloques residenciales de Campanar se terminaron hace ya más de una década y media, conservamos aún un vídeo promocional en el que Fbex sacaba pecho por las calidades del complejo. En concreto los presentaba como «dos edificios vanguardistas y singulares» dotados de «fachadas revestidas con un innovador material de aluminio tipo Alucobond». La firma no se queda ahí e insistía: «Máxima calidad en materiales de construcción con unas modernas instalaciones, acabados y equipamientos». Sus declaraciones llevaban años en el olvido. Hasta ayer, cuando las llamas se abrieron paso a una velocidad pasmosa por la construcción, que acabó carbonizada.
Aunque probablemente habrá que esperar para conocer cómo pudo extenderse a tal velocidad el fuego, hay quien ya ha puesto el foco en el uso de los materiales. Para ser más precisos en los que pudieron utilizarse en el revestimiento exterior de la fachada y su posible capacidad inflamable. La gran pregunta que sigue, a la vista del vídeo promocional elaborado en su día por Fbex, es evidente: ¿Qué es exactamente el aluminio tipo Alucobond?
Revisando los materiales. A día de hoy la compañía suiza 3A Composites presente el Alucobond como la marca registrada de un material que contribuye a la ventilación y eficiencia energética de las fachadas. En su web desliza una descripción sobre su composición y, lo más importante, su comportamiento ante las llamas: «Alucobond es un panel composite formado por dos láminas de cubierta de aluminio y un núcleo relleno de agregado mineral difícilmente inflamable o no inflamable, sinónimo de calidad de construcción sostenible y los más altos estándares de diseño». El resultado es una especie de panel sándwich.
El recubrimiento, clave. Como explica el arquitecto Diego Toribio en un detallado hilo en X en el que aporta algunas claves sobre lo ocurrido ayer en Valencia, esta clase de soluciones no se adhieren de forma directa a las paredes exteriores de las construcciones, sino que se montan sobre perfiles metálicos, dejando un espacio. Comprender cómo era el recubrimiento de los edificios no es una cuestión menor: en los vídeos tomados ayer, mientras los bomberos auxiliaban a los vecinos, pude verse cómo las llamas se propagan con rapidez por las placas.
«Lo que ha caído de la fachada eran los restos de las planchas de aluminio que han volado», comenta la ingeniera Esther Puchades en declaraciones recogidas por El Confidencial. El calor habría provocado que los tornillos y el resto de materiales se dilataran y pudieran desprenderse. Si el incendio avanzó a tal velocidad fue en gran medida porque se propagó tanto en horizontal como en vertical. El ingeniero técnico David Higuera señala a El País que lo primero pudo verse favorecido por el uso de suelos sintéticos, entre otros elementos. Las fuertes rachas de viento y las elevadas temperaturas de ayer también pudieron jugar a su favor.
La polémica del poliuretano. Puchades, que es además vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de València e incluso se encargó del peritaje del inmueble, dejó ayer una declaración clave que se ha replicado desde entonces en medios de todo el país. Según explicaba a la cadena À Punt, el edificio está revestido de