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¿Eres usuario de Windows 10 y no puedes actualizar a Windows 11? Prueba esta distro de Linux

Si tu computadora sigue operativa pero no cumple con los requisitos de Windows 11, no estás solo. Muchos compartimos esta misma situación. En este artículo te contaré por qué he decidido migrar a Linux Mint, cómo ha sido mi experiencia y por qué puede ser la solución ideal para seguir utilizando tu dispositivo sin sacrificar nada.

Desde que Microsoft anunció que dejará de actualizar Windows 10 en octubre de 2025, miles de usuarios se han visto ante un dilema inesperado. Tienen un PC que funciona correctamente, pero que no es compatible con Windows 11. Esto implica que, si no actúan, se quedarán sin parches de seguridad. O incluso peor: tendrán que invertir en un nuevo equipo solo para continuar utilizando el sistema operativo. A mí me sucedió algo similar. Y la verdad, no quería cambiar de ordenador ni arriesgarme a quedarme sin soporte. Así que decidí explorar alternativas. Y encontré una que, sinceramente, me ha sorprendido gratamente: Linux Mint.

Linux Mint: sencillo, ágil y familiar

Lo primero que me llamó la atención de Linux Mint es que no requiere que aprendas nada nuevo. Su interfaz es muy similar a la de Windows 10: cuenta con su botón de inicio, barra de tareas, iconos en el escritorio… Si sabes utilizar Windows, aprender a usar Mint es pan comido. Además, funciona a la perfección en equipos antiguos. Yo lo instalé en un portátil de más de 8 años y su rendimiento es superior al de Windows. No tuve que buscar controladores ni hacer malabares para que todo funcionara. Simplemente conecté el WiFi, abrí el navegador y listo.

Asimismo, ya viene equipado con todo lo necesario para comenzar: un navegador (Firefox), una suite ofimática (LibreOffice), un reproductor de vídeo, un visor de imágenes, un gestor de archivos… todo lo que puedas necesitar. Incluso puedes añadir nuevas aplicaciones desde una especie de tienda, con solo un clic. Y lo más destacable es que no hay sorpresas desagradables. No hay pantallas azules, ni reinicios inesperados, ni actualizaciones que interrumpen tu trabajo. Todo funciona como debería. Y eso, cuando estás cansado de luchar con Windows, se agradece enormemente.



Seguridad y soporte sin complicaciones

Otro aspecto que me convenció fue la tranquilidad de no tener que preocuparme por virus o malware. Linux es significativamente más seguro que Windows, y no necesitas instalar un antivirus para estar protegido.

Las actualizaciones se realizan en segundo plano, sin interrumpir. Puedes dejar el equipo encendido todo el día o apagarlo sin preocupaciones. Nada se rompe. Nada se congela. Y no dependes de que el fabricante del equipo decida si te permite actualizar o no. Todo está en tus manos.

Y por si fuera poco, cuentas con una enorme comunidad dispuesta a ayudar. Foros, tutoriales, vídeos, chats… si en algún momento te encuentras estancado, seguro que alguien ya ha pasado por lo mismo y ha compartido la solución.

¿Para quién es esta opción?

Si utilizas el ordenador para navegar, ver vídeos, leer correos, redactar documentos, hacer videollamadas o estudiar, Linux Mint te va a resultar más que suficiente. Es ideal para estudiantes, docentes, personas mayores, o simplemente para quienes no quieren complicarse la vida ni gastar dinero en un nuevo PC.

Y si temes perder programas que solo funcionan en Windows, puedes probar herramientas como Wine o Bottles, que permiten ejecutar algunas aplicaciones de Windows directamente en Linux. No todo funciona, pero sí muchas más cosas de las que imaginas.

Ah, y si tienes inquietudes, puedes probar Linux Mint sin necesidad de instalarlo. Solo necesitas un USB. Lo conectas, inicias desde allí y puedes ver cómo funciona sin modificar nada de tu disco duro. Así de fácil.

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