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Prácticas seguras para compartir datos: cómo prevenir filtraciones de información personal

Cada vez que envías un archivo, otorgas acceso a una carpeta o conectas tu dispositivo a una red, estás abriendo una puerta. La pregunta es: ¿quién está al otro lado? En este artículo te explicaré cómo proteger tu información para que no termine en manos inadecuadas.

Estamos rodeados de datos. Archivos personales, documentos laborales, contraseñas, historiales médicos, números de cuentas… Toda esta información se mueve de un lugar a otro sin que casi nos percatemos. Sin embargo, cada vez que lo hacemos, existe un riesgo. Por eso, hoy quiero compartir contigo cómo prevenir fugas de datos y compartir tu información de manera más segura.

¿Qué es una fuga de datos y por qué es importante que te preocupe?

Una fuga de datos no siempre es el resultado de un ciberataque como en las películas. Muchas veces, el problema surge de un simple descuido. Alguien puede dejar abierta una carpeta compartida, reenviar accidentalmente un correo con información sensible o utilizar una contraseña tan débil que cualquiera podría descubrirla. Y ahí comienza el problema.

Lo que se filtra no siempre son secretos de Estado, pero puede ser suficiente para traerte complicaciones: desde nombres y direcciones hasta documentos confidenciales, contraseñas o planes de negocio. Si esa información termina publicada en internet o es vendida en la dark web, lo que viene después es muy difícil de controlar: suplantaciones de identidad, fraudes, robos de cuentas e incluso chantajes.


Además, la mayoría de las filtraciones no se deben a un ataque masivo, sino a pequeños errores cotidianos. Por eso, es crucial entender cómo ocurren y cómo podemos evitarlas.

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Consejos prácticos para compartir datos sin comprometer su seguridad

  • No compartas más de lo necesario: antes de enviar un documento o dar acceso a una carpeta, reflexiona: ¿realmente esa persona necesita toda esta información? Cuanto menos compartas, menor será el riesgo.
  • Utiliza contraseñas seguras y únicas: no repitas contraseñas en distintas plataformas ni emplees combinaciones simples como «123456» o «password». Siempre que sea posible, activa la verificación en dos pasos. Te evitará muchos problemas.
  • Revisa los permisos de tus archivos y carpetas: ¿Alguna vez compartiste un documento en Google Drive y olvidaste que estaba «accesible para cualquiera con el enlace»? Eso es una puerta abierta. Verifícalo. Muchas filtraciones comienzan así.
  • Protege tus puntos vulnerables: móviles, pendrives y Wi-Fi públicas: es fácil perder un móvil o conectar una memoria USB a un dispositivo infectado. Utiliza cifrado siempre que sea posible y evita redes Wi-Fi abiertas para enviar o consultar información sensible.
  • Cifra la información sensible: existen programas muy sencillos que te permiten proteger con contraseña o cifrar un archivo antes de compartirlo. No es una garantía absoluta, pero dificulta mucho la vida a los ciberdelincuentes.
  • Si es confidencial, no lo envíes por correo: el correo electrónico no es el medio más seguro para compartir datos delicados. Busca alternativas más robustas como plataformas de transferencia cifrada o servicios de mensajería con cifrado de extremo a extremo.
  • Educa a tu equipo o familiares: la seguridad no solo depende de herramientas, también de hábitos. Informa a los demás sobre los riesgos y asegúrate de que todos en casa o en la oficina sepan cómo manejar datos importantes.

Compartir datos es parte de nuestra rutina, pero hacerlo correctamente puede marcar la diferencia entre una vida tranquila y una pesadilla digital. He sido testigo de cómo pequeñas imprudencias pueden derivar en grandes problemas, así que te animo a poner en práctica estos consejos desde hoy. Mejor prevenir que lamentar.




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Jose Berenguer Falcó

Especialista en seguridad digital y privacidad en línea. Investigo los ataques y riesgos más recientes que afectan a los usuarios, proponiendo herramientas y métodos efectivos para proteger los datos dentro y fuera del hogar.