Usualmente, nos enfocamos en la velocidad de Internet que llega a nuestro ordenador o móvil. Esto es bastante sencillo, ya que solo necesitamos realizar una prueba. Así podemos comprobar si la velocidad que recibimos corresponde con la contratada o si, por el contrario, es inferior a lo esperado. A veces, la mala señal, obstáculos o fallos en los dispositivos pueden afectar la velocidad. Sin embargo, hay un elemento crucial que a menudo pasamos por alto: la latencia.
El ping o latencia se refiere al tiempo que tardan los paquetes de datos en viajar desde los dispositivos hacia los servidores. Este se mide en milisegundos, y cuanto menor sea el número, mejor será la conexión. Generalmente, se considera una latencia excelente si es inferior a 20 ms y aceptable si está por debajo de 50 ms. Si supera estos valores, pueden surgir inconvenientes.
La latencia es un aspecto crucial
La velocidad puede variar según el plan que tengamos contratado. Por ejemplo, podrías tener un plan de 300 Mbps o uno de 1 Gbps. En cambio, el ping o latencia no está tan relacionado con el plan, sino más bien con la calidad de la conexión. Podrías tener un plan de 100 Mbps y otro de 600 Mbps, pero experimentar una latencia más baja en el primero.
Esto es vital, ya que una latencia elevada podría generar un problema al usar Internet, especialmente en actividades cotidianas. La velocidad influye en el tiempo que se tarda en subir un archivo a la nube o en descargar una actualización, mientras que la latencia mide el tiempo de respuesta en ciertas tareas.
Cuanto menor sea ese tiempo de respuesta, mejor será tu experiencia. Si es excesivamente alto, lo que puede ocurrir con una conexión de baja calidad, podría resultar más problemático que tener una velocidad reducida. Existen factores que afectan directamente al ping, como la cobertura Wi-Fi, la congestión de la red, los servidores DNS que utilices o incluso el propio proveedor.
Para comprobar la latencia de tu conexión Wi-Fi, puedes visitar la página de Test de Velocidad y realizar una prueba. Allí podrás ver tanto la velocidad de subida como de bajada, además del ping. Puedes hacer varias pruebas, alejándote o acercándote al router, y así compararlas.
Momentos en los que lo notarás
También lo notarás al jugar en línea. Un ping elevado puede generar problemas en videojuegos que requieren movimientos rápidos y participación en partidas con otros jugadores. Incluso podrías ser restringido de unirte a partidas que limitan el ping a un máximo específico.
En actividades como trabajar de forma remota, es crucial tener una latencia baja, y es otro ejemplo donde puedes notarlo. Si usas aplicaciones como TeamViewer, seguramente lo experimentarás.
En resumen, podemos afirmar que la latencia es un aspecto fundamental para determinar la calidad de tu conexión. No te limites a verificar solo la velocidad; asegúrate de que tu red esté bien configurada y de que tus dispositivos funcionen correctamente.